martes, 26 de enero de 2010
AYUDAR ACEPTANDO A LOS QUE ME RODEAN
LA SOLIDARIDAD
Solidaridad es una hermosa propuesta de amor. Significa aceptar a las personas como son, ayudando a superar estereotipos, prejuicios y discriminación.
Para ser solidario se necesita saber escuchar con discreción los problemas de las personas, estar abiertos a ello, compartir sus sentimientos. Ser solidarios es construir con el otro un escenario social que permita el rescate de valores. “Tolerancia a lo diferente, apertura a lo nuevo, aceptación de lo incierto”. La solidaridad es una determinación firme y perseverante de empeñarse en el bien común. Se la puede entender como sinónimo de igualdad, fraternidad, ayuda mutua; y tenerla como muy cercana a los conceptos de responsabilidad, generosidad, desprendimiento, cooperación, participación.
¿Qué significa ser solidarios? Significa compartir la carga de los demás. Nadie vive solo. Une el paisaje, une la carne y la sangre, el trabajo y la lengua que se habla. Sin embargo, no siempre se tienen en cuenta estos vínculos. Cuando nace la solidaridad se despierta la conciencia y aparecen entonces el lenguaje y la palabra. Lo que une se hace visible para todos. En el hombre hay una natural sociabilidad, una necesidad natural de ayudar a los que lo rodean.
Es una relación entre seres humanos, derivada de la justicia, fundamentada en la igualdad, en la cual uno de ellos toma por propias las cargas del otro y se responsabiliza, junto con éste, de estas.
Lo que debe empujar a un hombre a ser verdaderamente solidario no es, en ningún momento, el hecho de que con eso se vaya a conseguir algún beneficio personal, sino la verdad de que esa persona es precisamente eso. La convicción de igualdad y la virtud de la caridad son las que deben impulsar un acto solidario.
Con respecto de la realidad internacional, la obligación de solidaridad es tan imperativa entre naciones como lo es entre individuos, dado que el campo de influencia de ella, entre pueblos, es mucho mayor y las diferencias, sobre todo económicas, impiden la búsqueda libre del bien común en las naciones llamadas del tercer mundo, que están en vías de desarrollo. En el ámbito de las relaciones entre los pueblos, exige que disminuyan las terribles diferencias entre los países en el tenor de vida. Para llevar a cabo la solidaridad entre las naciones, hace falta visualizar un hecho que en algunas ocasiones es difícil de aceptar: el bien de cada sociedad es el bien de todas las sociedades, así como el bien de una persona en sociedad es el bien de todos sus habitantes. Se puede observar al planeta entero como una verdadera sociedad de sociedades, en donde todos realmente, son responsables de todos. No sólo se beneficia aquél que recibe la ayuda, sino también aquél que la da.
Las naciones también deben de aprender a desprenderse de sus bienes materiales en favor de otros, y no sólo de lo que les sobra, sino de aquello que les ha costado trabajo, porque sólo entonces podrán comprender la dimensión universal de la solidaridad, aún entre naciones que no guardan algún vínculo especial de amistad o compromiso.
El momento trágico y de tanta desesperación que vive Haití, desde el día que el terremoto destruyó casi totalmente Puerto Príncipe y causó tantos muertos, muchos países y personas acudieron a socorrer y ayudar a las víctimas, en un acto de solidaridad pleno. Cualquier tipo de ayuda es indispensable para poder seguir viviendo y volver a construir, de a poco, su país.
Marta
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